En Noalejo, un pueblo de 2.500 habitantes, se encuentran como reliquias dos réplicas de la Sabana Santa de Turín. Cuenta la historia que Doña Mencía de Salcedo (fundadora del pueblo, fue una alta dama de la corte de Isabel de Portugal (esposa de Carlos I), la cual a su muerte donó estas tierras en agradecimiento a los servicios prestados) pasaba acompañando a Isabel al reino de Granada, pero se sentía indispuesta con dolor de barriga. Doña Mencía bebió agua de una fuente llamada “Fuente del Pilarillo”
A la muerte de la reina Isabel, doña Mencía recibió en herencia multitud de objetos de considerable valor en reconocimiento a los servicios prestados, entre los que destacan dos réplicas de la Sabana Santa de Turín (estas dos replicas fueron un regalo que le hizo Carlos I a su esposa) posteriormente la dama las llevó a Noalejo.
Al morir la reina (1539), Doña Mencía se marchó a Noalejo, hacia el año 1548, donde construyó un palacio, en el cual hicieron un pasadizo que comunicaba el palacio con la iglesia. Este pasadizo sirvió para que Mencía pudiera ir a la iglesia sin necesidad de salir a la calle.
Durante las Guerras (I Guerra Mundial, Guerra Civil y II Guerra Mundial) el pasadizo sirvió de escondite para proteger a los habitantes (alrededor de 500 habitantes) que en aquellos tiempos vivían en la villa. Posteriormente este pasadizo sirvió de cementerio, en el que hoy en día se pueden observar los restos de humanos fallecidos hacia el año 1937.
Las dos sabanas fueron custodiadas por Mencía en su palacio. Estaban introducidas en un baúl de madera, y dentro de este baúl estaba la sabana, plegada en cuatro partes, con el rostro hacia arriba. Probablemente, Mencía las doblo de esta manera para disimular que eran unas mortajas. Cuando Mencía creía que iba a morir, cruzó el pasadizo y depositó el baúl en la iglesia, detrás de la réplica del cuadro de la patrona. En Abril de 1580, muere Mencía.
El año 1905 fue un año de sequía. Los habitantes del municipio temían perder sus cosechas. El pueblo organizó una procesión desde la Ermita, que era donde se encontraba el verdadero lienzo, hasta las eras del pueblo. Dicen que el acompañamiento a esta procesión fue impresionante, más de tres mil almas. El milagro no tardó en producirse:
Eran las cuatro de la mañana de otro día, cuando la voz del sereno anunció la lluvia. Un grito, ¡Viva la Virgen de Belén!, acompañado de varias salvas de escopeta se oyeron desde la ventana del dormitorio de mi abuela. De esta manera me lo contó mi abuela: la iglesia en aquel momento abrió sus puertas de par en par y las campanas empezaron a voltear. Las salvas se sucedían, ¡milagro! Exclamábamos, todos llorábamos, todos corríamos en medio de la oscuridad por ser los primeros en llegar a la Ermita, donde cogimos a la Virgen y la pusimos entre puertas. Un vecino del pueblo trajo un plástico, cubrimos a la patrona con ese plástico y la llevamos al mismo lugar anterior (a las eras). Dicen que la virgen lleva debajo de sus andas ese plástico.
Al comenzar la época de robos, hacia el 1934, la réplica del cuadro se preparó para cambiarla de lugar,pues desde aquel milagro, el pueblo se dio cuenta de la grandeza que tenía aquel lienzo. El cambio sería el siguiente: Al estar la Ermita en la periferia del pueblo y temiendo los fieles que pudieran asaltarla, se pondría en la Ermita la réplica y en la Iglesia, al estar en el centro se pondría el verdadero.
En la iglesia nunca se había tocado el cuadro de la virgen por detrás y cuando lo cogieron, vieron un baúl cerrado. Lo abrieron y vieron un rostro, pero no le dieron importancia a aquel descubrimiento. Una vecina del pueblo, que en aquel
momento se encontraba en la iglesia, las cogió y se las llevó a su casa y cuando abrió el baúl, quedó sorprendida pues cuando llegó a extenderlas se dio cuenta que no era solamente un rostro, sino que era el cuerpo completo de una persona (en aquel tiempo, pensaba la mujer que era el de Jesús). La mujer guardó el secreto y no dijo nada.
Esta mujer le dio un pequeño trozo de sábana a cada hijo cuando se marchaban a la guerra. Estos hijos tuvieron el trozo de tela en el bolsillo y cuando volvieron del frente volvían intactos y sin ningún desperfecto, pero los dos trozos que estaban seguros de llevarlos en el bolsillo habían desaparecido. La mujer después de la Guerra, las dobló tal y como se las habían encontrado, las depósito en el baúl y las devolvió a la iglesia, donde las depósito en el armario de la sacristía.
El descubrimiento en nuestro siglo, fue en el año 2001, cuando D. Andrés Santiesteban se puso a cargo de la parroquia de Noalejo. La narración del párroco es la siguiente:
Unos de mis primeros días en esta iglesia, estaba ordenando todas las dependencias de la sacristía y me encontré un baúl bastante antiguo, tras mirarlo me di cuenta que eran unas sabanas viejas, arrugadas y sin doblar, las saque, y las extendí. Impresionado por el descubrimiento me di cuenta que eran dos mortajas. Ese mismo día se las enseñe a los fieles, los cuales me dijeron que no las habían visto en toda su vida.
Pero cuando les pregunte a los monaguillos, si alguna vez las habían visto, ellos me dijeron que todos los días esperando la hora de misa jugaban con las sabanas a ser fantasmas o a pasárselas de un lado a otro, y cuando el cura los veía no les decía nada, solamente les decía que no armaran tanto ruido.
El misterio fue mayor, pues cuando las fotografías las conviertes en negativo, la figura se convierte en tridimensional, lo mismo que sucede con la de Turín.
*En el 2006, se dio una charla, para que los vecinos del pueblo conociesen como iba la investigación. *
Fuente: Revista año cero





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